Ciudades caminables

Caminar ha sido el modo olvidado de las políticas públicas. Si bien incentivar el uso de la bicicleta debe continuar, e incluso fortalecerse, no podemos marginar a quienes prefieren recorrer a pie la ciudad. Hoy, 1 de cada 4 viajes en la ciudad se hacen en este modo.

Omar Oróstegui Restrepo

Director Bogotá Cómo Vamos

director@bogotacomovamos.org

Caminar ha sido el modo olvidado de las políticas públicas. Si bien incentivar el uso de la bicicleta debe continuar, e incluso fortalecerse, no podemos marginar a quienes prefieren recorrer a pie la ciudad. Hoy, 1 de cada 4 viajes en la ciudad se hacen en este modo.

Las mujeres, en particular, son las que más caminan la ciudad. En la Encuesta de Movilidad 2019 encontramos que el 29% de ellas se mueve a pie en comparación con el 19% de los hombres.

De otro lado, en nuestra Encuesta de Percepción Ciudadana 2019, el 13% de los capitalinos considera que para mejorar la movilidad de Bogotá, la actual Administración debe promover no solo el uso del transporte público sino los modos sostenibles como la bicicleta y la caminata.

En términos de satisfacción, quienes caminan se sienten conformes con este modo en un 72%, menor porcentaje si se le compara con quienes se mueven en bicicicleta (81% de satisfacción), vehículo particular (83%) y moto (90%).

Desafortunadamente, los peatones son los actores más vulnerables en la vía: representan el 47% de las víctimas fatales. Su interacción más peligrosa es con la motocicleta: 80 peatones murieron, en 2018, en siniestros viales donde la moto se vio involucrada. Los buses, incluyendo el TPC, zonal y troncal, se vieron involucrados en la muerte de 50 peatones.

Esto exige proteger al peatón en el espacio público, favoreciendo su paso seguro en andenes, cruces semafóricos y puentes; incluso, adaptar mobiliario para los caminantes. En varios escenarios se ha hecho énfasis en la importancia de diseñar calles y avenidas que favorezcan el tránsito multimodal y otorguen al peatón -y a los ciclistas- un espacio atractivo y cómodo para desplazarse.

No se puede pasar por el alto la estética en el entorno: espacios agradables, con conexiones a paraderos, colegios, hospitales y centros comerciales estimulan la caminabilidad. Otro infaltable: el diseño urbano inclusivo.

Una infraestructura pensada en modos sostenibles no solo mejora la salud de las personas y tiene impactos positivos en la calidad del aire, sino que favorece la actividad económica y comercial.

* Columna de opinión del director publicada en el diario ADN