En días pasados, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) presentó los resultados sobre el comportamiento del mercado laboral para el segundo trimestre del año. Este reporte tenía mucha relevancia y expectativa debido a que exponía el impacto del Covid-19 en variables fundamentales para la economía como la ocupación, el empleo y la informalidad.
Entre abril y junio la tasa de desempleo nacional se ubicó en un 20,3% y Bogotá en 23,6%; un poco más de 3 puntos porcentuales por encima del promedio nacional y de 13,3 puntos, frente al mismo periodo del año pasado (10,3%). Lo anterior quiere decir que en la ciudad, hubo 956.987 personas desempleadas en el segundo trimestre de 2020, 473.435 más que en 2019.
Este resultado en la capital es una evidencia clara que el Covid-19 ha afectado los principales centros económicos y de generación de empleo en el país. Sectores claves que impulsan la economía de Bogotá como la industria, el comercio o la construcción han sufrido impactos significativos; generando esta relación directa con los resultados de desempleo.
Al final de toda esta cadena, el problema es el impacto en la calidad de vida. Las altas tasas de desempleo, menor ocupación de puestos de trabajo y el aumento de la informalidad tienen como resultado un aumento en la pobreza y la desigualdad.
La ciudad ha atravesado el peor trimestre en términos económicos. La situación pide seguir impulsando medidas de contención social que busquen detener el impacto en la población vulnerable; para que cuando llegue el momento de la reactivación económica en su 100%, el punto de partida no sea irreversible para millones de personas en Bogotá.
Por: Felipe Bogotá, Director de Bogotá Cómo Vamos.
Columna de opinión publicada en Diario ADN, 06 de agosto de 2020