La nutrición infantil en Bogotá retrocedió. El aumento de la pobreza, la pérdida de empleo y la caída de ingresos de los hogares, también pusieron en alerta la situación de la niñez en la ciudad. Además, el sistema de salud tuvo que abocarse a contener la pandemia, lo cual pudo afectar la prestación de servicios para la atención integral a madres gestantes, niños y niñas; teniendo consecuencias en los principales indicadores de seguridad alimentaria para la primera infancia.
Frente al 2019, en el 2020 se observó un aumento de 3 puntos porcentuales (p.p.) en la desnutrición crónica (15,5%). El exceso de peso subió 1,5 p.p., quedando en 5,1% y retomando casi la situación inicial de hace 14 años. Cuando un niño o niña no puede acceder a una alimentación saludable, o una madre gestante no puede contar con una atención oportuna para los controles y asesorías, estamos frente a una situación que es necesario atender.
Este contexto fue analizado en el documento “Seguimiento a las recomendaciones realizadas al Plan de Desarrollo Distrital 2020- 2024 de Bogotá para mejorar el estado nutricional de la primera infancia en Bogotá”, elaborado por Bogotá Cómo Vamos y la Fundación Éxito, el cual hace un llamado a tomar acciones, y de manera intersectorial, para trabajar juntos por el bienestar futuro de los niños y niñas en la ciudad.
Este informe, nuevamente hace un llamado a la Administración a tener como hoja de ruta 4 infaltables por la primera infancia para el año 2024: 1) disminuir a 12% el bajo peso al nacer; 2) aumentar a 4 meses la duración mediana de la lactancia materna exclusiva; 3) disminuir a 14% la desnutrición crónica en la primera infancia; y 4) disminuir a 3,5 % el exceso de peso en niños y niñas menores de 5 años.
Es importante destacar que la Administración ha tomado medidas para mitigar estos impactos a través de programas como: transferencias monetarias, ayudas alimentarias, asistencias técnicas para la atención integral, mesas distritales, entre otras. Sin embargo, una de las lecciones que dejó la pandemia es que este es el momento para cambiar el paradigma sobre el cual tenemos construida la política pública. En este sentido, es indispensable un cambio de enfoque, pasar de una atención asistencial hacia uno de derechos y obligaciones; que promueva el trabajo intersectorial, articulado y de cara a la participación y la corresponsabilidad de la comunidad, para impactar de manera positiva a la primera infancia y a sus familias.
Finalmente, es esencial detener el aumento de la pobreza, recuperar la actividad económica y generar empleo inclusivo; principalmente para las mujeres, desde una perspectiva de género que comprende los determinantes sociales y económicos. También, que el sistema de salud pueda volver a trabajar a toda su capacidad en los retos de salud pública, como es la seguridad alimentaria, así como en los diversos temas estratégicos de ciudad; para esto, es fundamental el avance del proceso de vacunación masivo que vaya direccionando a Bogotá hacia la inmunidad de rebaño.
La capital del país ha avanzado en la garantía de derechos de los menores de 5 años; sin embargo, dentro de los efectos de la crisis sanitaria y económica generada por la pandemia, se puede observar retrocesos en los principales indicadores de seguridad alimentaria para la primera infancia; lo cual hace un llamado, a poder priorizar en la agenda pública acciones para la atención y programas específicos y diferenciales para mejorar la situación alimentaria y nutricional de los niños y niñas de Bogotá y sus familias.
Por: Felipe Bogotá, director de Bogotá Cómo Vamos.
Columna publicada en EL TIEMPO, 28 de agosto de 2021