La situación del habitante de calle es un fenómeno que no se puede pasar por alto. A pesar de que las administraciones históricamente han desarrollado programas de atención psicosocial y acogida, el fenómeno sigue en crecimiento y los últimos hechos obligan a repensar las actuales estrategias de intervención en este grupo de población.
El último censo fue realizado hace más de 5 años, en este se estimaba que en la ciudad había 9.614 personas en esa condición. 9 de cada 10 son hombres. La mayoría tienen problemas de consumo de drogas y en menor proporción enfermedades mentales. Habitan principalmente las localidades del centro, aunque también se evidencia una presencia considerable en localidades como Puente Aranda, Usme, Kennedy y Engativá.
Es posible que con las últimas intervenciones en sectores como el Bronx, la problemática se disperse y se concentre en otras localidades. Situación que ya genera tensiones con residentes y comerciantes en algunos lugares de la ciudad.
Las estrategias para prestar ayuda a estas personas no han tenido el impacto esperado, pues dependen de la voluntad de los habitantes de calle para participar de los programas de atención y resocialización. La jurisprudencia actual es explicita en señalar que ellos deben asistir de manera voluntaria. Situación que de cierto modo, limita el accionar de las autoridades.
A la situación de vulnerabilidad, se suman el interés de las bandas criminales en utilizarlos para sus fines delictivos, por ejemplo el traslado de droga en la ciudad.
El escenario actual, tiene varios desafíos. No solo en términos de las estrategias de atención personal y comunitaria para su resocialización. Sino también en aspectos claves de seguridad ciudadana asociados al delito y crimen organizado.
info@bogotacomovamos.org