El proyecto “Plan de Rescate Social y Económico” ha generado cuestionamientos en el Concejo de Bogotá. Es válido cuestionar que no incluía en su narrativa salvar el sistema de TransMilenio y que en el articulado se destine el 63% de los recursos para éste. También, es cierto que a la Administración se le ha aprobado otros proyectos para responder a la crisis; como es el caso del Plan Marshall y el Cupo de Endeudamiento, pendientes de rendición de cuentas.
Pero ¿qué es importante? Bogotá hoy presenta cifras para tener en cuenta, tanto de política social, desempeño económico y para la movilidad. Por un lado, a cierre del 2020 la tasa de pobreza monetaria se ubicó en un 40,1%; también, la ciudad tuvo una caída económica del 6,6%; y, según la última encuesta #miVozmiCiudad realizada en febrero, 1 de cada 3 personas manifestó pasar hambre en la última semana por falta de recursos. Además, según la Encuesta de Movilidad 2019, en la población de estratos bajos predomina los viajes en TransMilenio (18% al 24%). En ese sentido, el proyecto necesita avanzar ya que, la urgencia de muchos bogotanos por satisfacer necesidades básicas no da espera, teniendo consecuencias directas en la reactivación económica y social.
Si bien es importante que el “Plan de Rescate Social y Económico avance, es igual de importante y coherente pedirle a la Administración una rendición de cuentas sobre la gestión de los recursos aprobados el año pasado; de tal forma que el voto de confianza esté acompañado de garantías concretas que estén demostrando la eficiencia y celeridad de las diferentes Secretarías en el uso de recursos para mitigar los efectos de la pandemia.
Por: Felipe Bogotá, director de Bogotá Cómo Vamos
Columna publicada en Diario ADN, 5 de agosto de 2021